Visita a TAILG, fábrica de Scooters Eléctricos
- Marco Ñato
- 28 sept 2017
- 5 Min. de lectura
Todo empezó hace un par de meses, cuando hice contacto con Tailg para saber los precios de sus scooters eléctricos. Esta marca llegó a mi radar cuando me puse a observar las e-bikes que usan los chinos acá en Cantón. Como seguro sabrás, en China hay una gran variedad de marcas para este tipo de vehículos, pero Tailg y dos marcas más son las que sobresalen cuando prestas atención a la calidad de los scooters.

Para contactarse con una empresa China hay 2 formas, la primera es por correo electrónico, esta sería la forma más común en Perú o algún lugar de Occidente, pero los chinos no tienen mucha costumbre de usarlo -por un problema que ocasionó el gobierno que algún día les contaré- y se demoran una eternidad en contestar, tanto así que pareciera que sólo abren su correo una vez al día.
La segunda y mejor forma de hacerlo es por Wechat, el programa predilecto de los chinos, pues este es su Facebook, su Twitter, su Whatsapp, su Cinepapaya, su ViaBCP, su todo! Tanto así que también lo utilizan para trabajar. Todas las páginas web en China te proporcionan el suyo para que puedas comunicarte con la empresa, luego te derivan a otro Wechat con la persona encargada a los temas que necesites.
Así fue que me contacté con un ejecutivo de ventas y luego de una semana de conversaciones, presupuestos e indagaciones, también con otras empresas, me decidí a cerrar el trato con ellos. Es verdad que al comienzo uno desconfía mucho de los productos que los chinos te muestran, pues son solo fotos o vídeos y no sabes si será lo mismo lo que te enviarán cuando cierres el trato con ellos, felizmente los de Tailg estaban consientes de ello y al decirles que vivía en Cantón inmediatamente me invitaron a la fábrica que quedaba más cerca a mi casa, la principal, que queda en Shenzhen, como a unas 2 horas en auto de donde vivo. Les dije que estaba bien, pero que no tengo idea de como llegar y también, casi sin chistar, ellos se ofrecieron a enviarme un taxi para que me llevara a donde ellos trabajaban.
La verdad que me sentí muy bien cuando me invitaron y prometieron enviarme un taxi para ir a su fábrica, me hubiera sido muy complicado saber qué transporte público me llevaría hasta allá, me quitaron un gran peso de encima.
Faltando un día para ir a la fábrica, lleno de emoción porque me estaban tratando como un rey, justo llega el tifón Mawar a Shenzhen, tuvimos que pasar para la próxima semana la visita.

Una semana después, por fin llegó el gran día, Mawar se transformó en solo mal tiempo y pude ir a la fábrica de Tailg, me recogieron de casa a las 10am y llegué un poco más de las 12m. a la fábrica. La bienvenida fue genial! me estaban esperando en la entrada con el telepronte del edifico saludándome!

Lo primero que hicieron conmigo es llevarme a una sala enorme en el primer piso, sentí que me querían impresionar, era una mesa de directorio como para 20 personas, todo impecable y con finos acabados en madera, me dejaron con un vendedor, Bryan, que sabía hablar un poco de español y me contaba que estaba aprendiendo nuestro idioma porque él se encarga de los clientes de Costa Rica y Chile, a la vez me explicaba más sobre Tailg y los últimos productos que habían sacado al mercado.

Luego de unos 20 minutos llegó el jefe, Alan, que para decir verdad tenía una apariencia más juvenil que Bryan, pero hablaba con más soltura el inglés; se presento e inmediatamente me pidió que lo acompañara arriba, al segundo piso, donde tenían un showroom con todas las novedades en vehículos eléctricos.
Subiendo al segundo piso me encontré con el área de ejecutivos de la empresa, la forma como estaban distribuidos en cubículos abiertos me hizo recordar a las épocas en que trabajé para el diario El Comercio. Solo al llegar a la entrada del showroom, quedé fascinado, Tailg tiene una gran cantidad de modelos que nunca había visto, la fábrica crea vehículos para toda clase de usos. Realmente tenían un vehículo para cada tipo de usuario, desde las más simples que son de paseo, hasta las que se hacen a pedido, con las especificaciones del cliente, como una moto eléctrica hecha con las especificaciones de China Post, que es el correo nacional de China.
Alan y Bryan se divertían conmigo explicándome las bondades de cada scooter, hasta se subían a ellas, maltrantándolas un poco para mostrarme lo fuertes que eran sus e-bikes, verlos hacer sus demostraciones e invitándome a que hiciera lo mismo me mataba de la risa.

Luego de jugar una rato con los chicos en el show room les pedí que me bajaran las e-bikes por las que vine a la fábrica, me dijeron OK, pero que tendría que ser después de almuerzo porque ya eran la 1pm. Me llevaron a un restaurante grande, con bastante gente pero cerca a la fábrica, fuimos caminando y me hicieron probar toda clase de comidas chinas, según me explicaron, cada platillo era de una región específica de China, la picante era del norte, Sichuan, la media cruda con bastante ajo era de Shandong, la dulcete y parecida a los chifas peruanos era la de Cantón y un estofado con pescado entero y fresco provenía de Fujian. Disculpen por no mostrarles fotos pero estábamos concentrados en comer y conocernos más, ustedes entenderán; business.
Terminando de comer volvimos a la fábrica, y después de unos tesitos más de jazmín nos fuimos a ver los sooters, ya los tenían en su patio y un señor con bata blanca, que creo era un ingeniero, iba sacando los que faltaban de un almacén. Bryan y Alan se esmeraban en contarme más detalles de las e-bikes, yo me dedicaba en hacerles vídeo y montarlas para probar sus características.
Luego, me llevaron a la zona de ensamblaje donde pude ver con mis propios ojos cómo es la línea de producción de Tailg, mejor obsérvenla ustedes mismos.
Después que me hicieran el tour y todas las demostraciones necesarias me dieron la confianza en cerrar un trato con Alan y Bryan. Me llevaron a una sala especial de negociaciones donde la mesa central era especial para servir el té. Ahí me di cuenta que los chinos, al no tomar café, usan el té negro para despertarse mentalmente, ya que tiene pequeñas dosis de cafeína.
Pero la negociación duró más de una hora y ellos nunca pararon de servir el té, cada vez que yo acababa mi taza, Bryan la llenaba y era de nunca acabar, ya se imaginarán como estábamos en esa sala. Finalmente, después del tira y afloja acordamos un buen precio para ambos y era hora de irme de nuevo para Cantón, Alan llamó nuevamente un taxi desde su aplicación Didi y después de dos y media hora de viaje, llegúe a mi casa con el trato hecho.
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